A Kami por su sonrisa eterna, no deja de hablar...
A Karol por su tranquilidad que emana, y su don artesano.
A Silvia por su calidez como madre, siempre preocupada por hacer feliz a sus hijas.
A João por sus clases de portugues acelerado y sus cortas pero interesantes conversaciones.
Y más importante a mi amada, mi prometida. La extraño, extraño abrazarla como lo hacía cada día, aprovechar los momentos que estaba junto a ella para darle todos los besos que podía, extraño su perfume, el perfume de su piel y de sus cabellos.
Dolió, dolió mucho el momento de la vuelta a casa. Dolió el alma y el corazón el despegar del avión. Me contenía y ya no pude más...
Al son de We are in heaven mis lagrimas salieron, en cada nota mi alma lloraba, en cada palabra mi corazón se desgarraba. La distancia había vuelto, el msn vuelve a ser, por ahora, quien la disminuye. Le ruego al cielo que llegue el día en que nos unamos para siempre. Que no haya lagrimas en la tierra y en las alturas. Sé que ese día llegará aunque falte, pero llegará cuando le tome la mano y salgamos juntos por la puerta grande, casados por fin...
Por ahora a pensar en el próximo encuentro...
Nenhum comentário:
Postar um comentário